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Fundamentos de una comunidad exitosa: Los primeros musulmanes como caso de estudio

By diciembre 9, 2025Uncategorized

Entre los resultados naturales de la etapa inicial y la discreción del llamado del mensajero ﷺ al islam estaba que sus seguidores eran solo un pequeño número de individuos.

Sin duda, la primera en creer en el mensajero de Dios ﷺ entre las mujeres fue Jadiya; entre los hombres, Abu Bakr; entre los jóvenes, Ali; y entre los siervos, Zayd.

Algunos historiadores describieron a Abu Bakr de la siguiente manera:

“Era un hombre amado y accesible entre su gente: amable y gentil. Era el más conocedor de los linajes de las tribus y de los acontecimientos y asuntos, buenos y malos, que habían ocurrido entre ellas. Era un comerciante de carácter noble y de reputación bien conocida. Los hombres de su pueblo solían acudir a él y sentirse cercanos por muchas razones: por su conocimiento, su comercio y su buena compañía.”

Abu Bakr aprovechó la confianza y el afecto que la gente le tenía, e invitó al islam a aquellos en quienes confiaba. Así, por medio de sus esfuerzos, las figuras más destacadas del Islam en su período más temprano abrazaron la fe —entre ellos: Zubayr, Uthmán, Talha, Saad y Abd ar- Rahmán— todos los cuales más tarde recibieron las buenas noticias del Paraíso por parte del
propio mensajero ﷺ.

La propia familia de Abu Bakr estuvo entre las primeras en entrar al islam también, como se demuestra en la historia de la emigración. Se relata que entre los que abrazaron el islam mediante la invitación de Abu Bakr se encontraban: Musab, Ayyash y Arqam.

Lecciones y Reflexiones

1. La bendición de la compañía recta

La historia de los primeros creyentes en el islam revela claramente el profundo efecto de mantener la compañía de personas rectas. Jadiya alcanzó el rango más elevado en la fe debido a su cercanía con el mensajero de Dios ﷺ. Abu Bakr era el mejor amigo del mensajero ﷺ, y su proximidad a él lo llevó a creer de inmediato. Ali y Zayd, del mismo modo, obtuvieron este honor al ser criados bajo el cuidado y la protección del mensajero ﷺ.

2. El poder del buen carácter

Los buenos modales y el trato gentil son de los medios más fuertes para atraer los corazones y conquistar las mentes. Las mejores personas son aquellas que son amigables y fáciles de tratar. La dureza y la severidad suelen alejar a los demás y convertirse en obstáculos para compartir el mensaje del islam.

3. La influencia de los rectos con estatus o riqueza

Aquellos que poseen posición social o riqueza, y que además son rectos, pueden tener un impacto poderoso al atraer nuevos seguidores hacia la fe. Su posición y reputación sirven como puentes hacia corazones que de otro modo podrían permanecer distantes.

4. El modelo de Abu Bakr

Su inmediata iniciativa para invitar a otros al islam —desde el mismo día en que abrazó la fe hasta su fallecimiento— es el mejor ejemplo del verdadero creyente cuya fe lo impulsa a la acción. Su celo no fue un impulso emocional pasajero, sino una misión constante y de por vida, nacida de una convicción profunda y un propósito inquebrantable.

5. La universalidad del llamado al islam

El islam se extendió entre todos los clanes de La Meca; no se limitó a la familia del mensajero ﷺ. El mensajero ﷺ no restringió su mensaje a su propia tribu, pues el islam es una gracia de Dios para toda la humanidad. La aceptación temprana del islam por personas de diversas tribus refutó cualquier afirmación de que el islam buscara promover intereses tribales o elevar el linaje del mensajero ﷺ por encima de los demás.

6. La permanencia de la devoción de los primeros creyentes

Los primeros musulmanes permanecieron como líderes y pioneros en batalla y en paz, en política y gobierno, en conocimiento, jurisprudencia y guía espiritual. Su fe no fue un entusiasmo pasajero, sino una creencia profunda y duradera que movió sus corazones, mentes y acciones para servir el Camino de Dios. Nunca se volvieron hacia la comodidad, el lujo o la ociosidad desde el momento en que creyeron hasta que encontraron a su Señor. Que Dios acepte sus esfuerzos y les recompense generosamente.

7. La “extrañeza” digna de los primeros creyentes

Los primeros creyentes eran extraños en una sociedad abrumada por la ignorancia, el caos y la corrupción. Sin embargo, su condición de “extraños” no era de debilidad, humillación o derrota. El islam cultivó en ellos un espíritu de honor, dignidad y elevación por encima de la incredulidad. Siempre estuvieron alertas a su deber de transformar y reformar aquella sociedad corrupta, derribar sus cimientos falsos y elevar en alto la bandera del islam, con una determinación inquebrantable y una confianza absoluta en la promesa de Dios de victoria y establecimiento de Su camino sobre la tierra. Así, competían entre sí apresurándose en esforzarse por la causa de Dios, anhelando elevar Su palabra por encima de todas las demás.

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