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Desafíos del ayuno para un nuevo musulmán

La experiencia del ayuno para un nuevo musulmán puede presentar algunos retos. En esta publicación analizaremos algunos de ellos:

El ayuno con familiares no musulmanes

Durante el mes de Ramadán, los musulmanes se abstienen de comer, beber y mantener relaciones íntimas desde el amanecer hasta la puesta del sol. Los musulmanes también se mantienen alejados de los pecados y los deseos ilícitos durante el mes de Ramadán. Esto no es algo con lo que muchos no musulmanes estén familiarizados.  Al estar rodeado de personas que comen y beben o cometen pecados, el nuevo musulmán puede sentir cierta incomodidad.

Es importante tener un lugar en la casa donde pueda concentrarse en su adoración y bienestar espiritual. También debe ser diligente a la hora de tomar la comida antes del amanecer, ya que la comida es más tentadora cuando se tiene hambre. También es una buena idea empezar a ayunar en el mes anterior al mes de Ramadán para que el cuerpo se acostumbre al ayuno, ya que después de un tiempo el cuerpo se adapta y siente menos hambre.

Es decisión personal hacer partícipe a la familia de la experiencia, si se adaptan al islam. O mantenerla en privado, si son hostiles.

Ayunar en una sociedad no musulmana

En los países no musulmanes, la mayoría de la gente seguirá su rutina normal durante el mes de Ramadán. Esto puede significar que a veces le cueste encontrar la espiritualidad que los musulmanes de los países de mayoría musulmana asocian con el mes de Ramadán. Una buena manera de superarlo es ver si hay otros musulmanes en tu zona con los que puedas reunirte, leer el Corán o estudiar con ellos, o hacer juntos un proyecto benéfico. Asistir a la mezquita de tu localidad durante un breve periodo de tiempo también es una buena forma de ayudarte a concentrarte y a entrar en el espíritu comunitario del mes de Ramadán. Si no puedes hacer nada de lo anterior, puedes pasar tiempo en casa rezando, leyendo el Corán, escuchando conferencias islámicas o leyendo lecturas generales sobre temas islámicos, todo ello puede ser una buena forma de pasar el tiempo durante el mes de Ramadán.

Ayuno y trabajo

La mayoría de los musulmanes siguen trabajando durante todo el mes de Ramadán. No hay nada malo en ello, de hecho, es de esperarse. Sin embargo, esto puede requerir una mejor gestión del tiempo en el mes de Ramadán. Si pasas la mayor parte del día en el trabajo, el tiempo de la tarde debe dividirse en momentos de adoración y descanso. Si te hidratas bien, tomas una buena ración para tus comidas antes del amanecer y al atardecer, y descansas, podrás combinar trabajo y adoración y aprovechar el mes de Ramadán al máximo.

Aislamiento social

Las familias musulmanas suelen romper el ayuno juntas y acudir a la mezquita con otros musulmanes. Sin embargo, es posible que no tengas ningún musulmán cerca con quien hacerlo o una mezquita cercana. En este caso, tal vez los miembros no musulmanes de tu familia estén dispuestos a cambiar la hora de la cena para que coincida con la puesta de sol y así adaptarse a tu horario de comidas. Puedes convertir una parte de tu dormitorio en un lugar donde sentarte y concentrarte en la adoración. Aquí puedes rezar a Dios, leer el Corán y otros libros islámicos, y ofrecer tus devociones diarias obligatorias, Salah, y las devociones nocturnas opcionales.

Desafíos físicos

Ayunar por primera vez es difícil para la mayoría de la gente. Tu reloj interno y todo tu sistema se verán alterados si no estás acostumbrado a despertarte en la última parte de la noche para comer la comida de antes del amanecer (suhur). Es posible que experimentes algunos o todos los síntomas siguientes en diversos grados: dolores de cabeza, fatiga, falta de paciencia y fastidio («hambre»), y niebla cerebral/lentitud mental. Estas experiencias físicas suelen disminuir cuanto más ayunes.

Sentirás el dolor ardiente del hambre y el fuerte anhelo de una gota de agua fresca. La buena noticia es que estas sensaciones desaparecen. El hambre y la sed son como olas que vienen y van, y si estás preparado, puedes cabalgar las olas y disfrutar del viaje de la lucha, la disciplina y la resistencia, reconociendo que eres capaz de más de lo que pensabas, y experimentar la dulzura de acudir a Alá en busca de ayuda.

Es probable que experimentes muchos desafíos de todo tipo durante el ayuno: físicos, sociales, emocionales, psicológicos y espirituales. Recuerda tu intención y acude a Alá cuando las cosas se pongan difíciles. Mantente ocupado con actos de adoración planificados y otras actividades beneficiosas. Prepárate para lo peor y espera lo mejor, y lo más importante: NO TE RINDAS.

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